Te doy la bienvenida a ti, lector, al rincón de mis propósitos. Dejate llevar por la cadencia de mis letras, porque están hechas para ti, con el real afán de hacerte mío, de llevarte a mi lado, de tomarte de la mano mientras caminamos por los mas álgidos recovecos de mi mente. 
Tomame entre tus labios y pronunciame.

6 de febrero de 2010


A veces, cuando camino por la ciudad, veo un montón de rostros desconocidos, rostros que jamás en mi vida había visto, pero que al mismo tiempo me parecen muy familiares. Me son familiares porque la mayoría de mi gente comparte los mismos rasgos, son gente chaparrita, de piel tostada y ojos profundos como la selva, enmarcados por un par de espesas cejas negruzcas, son gente bonita y simpática, de corazón alegre.

Cuando veo a mis paisanos, casi puedo paladear el café negro de Veracruz o aun mejor, algo más dulce, bebida y manjar de dioses, cho-co-la-te, dulce y delicioso chocolate, tan propio de esta tierra, tan lleno de sabor a México, cacao y vainilla resbalando por mi garganta, es el sabor de la gente que trabaja y lucha duro por sacar a sus pollitos adelante, porque quién no quiere una vida mejor para sus hijos.

Porque nada de lo feo que pueda tener este país empaña el esplendor del corazón de sus habitantes, porque ni la delincuencia ni la corrupción son más fuertes que las manos gruesas y ásperas que luchan por lo que desean, la vida es dura, pero no más dura que el coraje, la valentía y la voluntad de los mexicanos.

Es una país enorme y no solo por su extensión territorial, sino porque en ella habitan una gran cantidad de maravillas que coexisten unas con otras y que hacen de México un paraíso, un paraíso, esos es lo que es México con sus cascadas de agua cristalina, desiertos extensos y rojizos, selvas espesas y desbordantes de vida, playas con arena tan suave como el talco, y mares tan profundos, como profundo es el amor que siento por este lugar, porque en el planeta no pudo haber mejor lugar para nacer.

Es fácil criticar para quienes no han nacido en esta tierra, porque no son capases de ver las bondades que salen de ella, porque no se dan cuenta que el corazón de México late y late fuerte, porque no se han visto luchando hombro con hombro y codo con codo por un ideal, porque no todo en este país es tercermundista, porque la calidad humana es de primer nivel, porque hemos sabido crecer como hermanos y no como desconocidos, porque las esferas del poder no han logrado borrar nuestra esencia, porque somos más que una cifra, porque somos más que un punto rojo en el mapa, SOMOS UN PUEBLO QUE LUCHA POR PROGRESAR Y POR VOLAR LIBRE.